Aun no puedo comprender por qué las hojas de los árboles caen los sábados por la mañana, pero sólo los sábados de junio, no así en julio, que queda tan cerca, pues en julio su actividad consiste en volar del suelo y volver a caer a un metro de donde cayeron originalmente, un metro, ni más mi menos. Esta actividad antes citada es propia de las hojas de los Robles Asiáticos de tronco hilachudo. No así del Roble Francés, que su austera apariencia impide a las hojas caer puntualmente en junio y las retiene en sus ramas enmarañadas hasta los primeros días de agosto, que es cuando las hojas del Roble Asiático de tronco hilachudo, ya a un metro de distancia están comenzando a componer nueva materia orgánica para aquellos árboles tan nobles que permiten que sus hojas caigan con puntualidad y precisión. Pero qué espectáculo tan notable el contemplar la actividad orgánica en movimiento.